Una vez aquí, e instalados ya en un bonito camarote del barco en el que remontaremos el río junto a falúas que surcan las aguas tranquilas, hemos ido a visitar una de las joyas de Egipto, el templo de Karnak dedicado al dios Amón-Ra, el más poderoso... el dios Sol. Nuestro guía egipcio, llamado nada menos que Nasser, y que no para de hablar y hablar dándonos cientos de datos de todas las dinastías y dioses, nos dice que es el templo más grande del mundo, y efectivamente lo comprobamos paseando entre las enormes columnatas, estatuas, obeliscos y grandes fachadas. Vaya pedazo de obras que montaban los distintos faraones. Cuánto más grande hacía una fachada uno de ellos, más grande hacía el siguiente faraón otra nueva delante más alta que tapara la anterior. Después hemos visitado el templo de Luxor, dedicado a Mut, la diosa que es nada menos que la churri de Amón-Ra. Un templo más "recogido" que el de Karnak, pero también una pasada. Y curiosamente con un solitario y esbelto obelisco a la entrada. Junto a él, una base vacía; la de su hermano gemelo. ¿Qué dónde está? Hmmmmmm... Nada menos que en.... la Plaza de la Concordia. En París. ¡Viva el intercambio cultural!
Bueno, y tras ello hemos terminado el día visitando el hermoso y bien cuidado museo de Luxor, donde hemos paladeado esculturas y objetos cotidianos de los años 1300 a. de c. que dejan con la boca abierta por su exquisita factura. Increíble lo que hacían estos tíos hace más de 3000 años. Una buena experiencia para comenzar: la orilla oriental del Nilo, la del nacimiento del Sol, la de la vida, la de los templos. Mañana veremos la orilla opuesta, la occidental, la de la puesta de Sol, la de la muerte, la necrópolis. Y veremos las tumbas del Valle de los Reyes.
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